LA BATALLA DE ALCAZARQUIVIR
EL REY DE PORTUGAL MUERE EN LA BATALLA DE ALCAZARQUIVIR
La batalla
de Alcazarquivir Da comienzo el 4 de agosto de 1578, Enfrenta a las fuerzas portuguesas y a las de los pretendientes
al trono de Marruecos.
Esta batalla es transcendental
para el reino de Portugal y también quizás sea una de las más míticas de este
país
COMO TRANSCURRIÓ LA BATALLA:
El rey Don Sebastián Desembarcó
en Arcila, donde descansó unos
días, ordenó sus diecisiete mil soldados y se dirigió hacia Alcazarquivir, plaza en el
camino de Fez.
El 4 de agosto de 1578 tuvo finalmente
lugar, a orillas del río de la Podredumbre ,la batalla llamada de Alcazarquivir
por los portugueses y de Wed al Makhazín por los marroquíes,
denominada también Batalla de los Tres Reyes porque en ella
murieron el rey de Portugal y los dos sultanes que disputaban el trono en
Marruecos. Allí fue derrotado don Sebastián, muriendo no sólo él sino muchos de
sus familiares, el gran poeta español Francisco de Aldana y lo más granado de la nobleza portuguesa.
También murieron allí su aliado Muley al-Mutawakil y su adversario, el sultán
Abd el-Malik.
Gracias a un renegado cordobés, Sulayman del Pozo, que ocultó la muerte de
Abd el-Malik, no se difundió la noticia de la defunción del sultán hasta
terminar la guerra, para no desmoralizar a las tropas; la muerte de tres reyes
en un mismo en un mismo campo causó gran asombro en la época.
Una leyenda afirma que don Sebastián dijo a sus tropas que ellos no serían quienes
tendrían que luchar, sino la misma cruz contra la media luna; los soldados se
fueron de Alcazarquivir y, al regresar, encontraron la batalla ya resuelta y
ganada por sus adversarios y al rey don
Sebastián desaparecido.
CUALES FUERON LAS CONSECUENCIAS DE
LA BATALLA:
Cuando llegó la
noticia de la derrota militar a Portugal, el pueblo entero se vistió de luto
porque toda familia tenía algún miembro suyo en el ejército aniquilado. El
cadáver del rey fue recuperado del campo de batalla y sepultado inicialmente en
Alcazarquivir ; en diciembre de
ese mismo año fue entregado a las autoridades portuguesas en Ceuta, donde
permanecería hasta 1580, fecha en que sería trasladado al monasterio de los
Jerónimos de Belém para su entierro definitivo . Los descendientes de los judíos
expulsados de Portugal vieron en esta derrota un castigo divino contra la
dinastía real portuguesa; según esta interpretación judía la extinción de su
último descendiente acaeció en el mismo sitio donde se refugió la mayor parte
de los judíos expulsados del reino portugués y, por eso, sus prisioneros fueron
vendidos como esclavos precisamente en los lugares de residencia de los judíos
de Fez.
La muerte motivó
la creación de un mito alrededor del rey, el llamado Sebastianismo, alrededor de las profecías de un tal Bandarra, surgiendo en diversas épocas personajes que se
hacían pasar por don Sebastián. Una de las más curiosas fue la protagonizada
por un pastelero de Madrigal, que dio tema a la pieza dramática de José Zorrilla y a una novela histórica de Manuel Fernández y González.
La muerte de don
Sebastián dejó al país portugués inmerso en un gran desconcierto, en bancarrota
y con un vacío político que su sucesor, su tío el cardenal don Enrique, intentó
llenar sin conseguirlo, con lo que aconteció la crisis dinástica que solucionó Felipe II al ocupar el país como nuevo rey de Portugal, creándose
así nuevamente la unión de la Monarquía Hispánica.
Las tropas de esta unión fueron dirigidas por el III Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel.
IMPORTANCIA DE ESTE
ACONTECIMIENTO:
La comunidad judía
de Fez, Tetuán, Tánger y otras ciudades
del norte de Marruecos conmemoró aquel día de salvación, el segundo día de rosh jodesh de elul,
designándolo día de purim para ellos y sus descendientes, puesto que, según la tradición, cuando
el ejército portugués llegó a las inmediaciones de Alcazarquivir, dos anusim que hacían parte del ejército
portugués, se dirigieron en secreto a los judíos de la ciudad, y les revelaron
que el rey cristiano, antes de embarcar para África, fue a una
iglesia de Lisboa, e hizo el
solemne juramento de que, si venciese la batalla, obligaría a todos los judíos
de aquellas tierras a convertirse al cristianismo, o «pasaría a cuchillo a todo
judío que no aceptara la conversión», tal como su bisabuelo, Manuel I, había hecho con toda la población judía de Portugal.
Los judíos de Alcazarquivir entraron en pánico, pero los rabinos
les pidieron que, tal como hiciera la Reina Ester en su tiempo,
hicieran un día de ayuno y de oración, implorando a Dios que los salvase de
aquella crueldad. Finalmente las tropas portuguesas fueron derrotadas y su
joven rey, Sebastián, desapareció misteriosamente, en la batalla que quedó
conocida en la historiografía como la "Batalla
de los tres reyes", que allí perecieron.
Fue entonces, que
los rabinos de Marruecos determinaron que,
a partir de ese año, y para siempre, de generación en generación, aquellas
comunidades harían, en el segundo día de Rosh Jodesh Elul, una fiesta de Purim,
con mucha alegría, descanso de todo trabajo, y entrega de caridad para los
pobres (Mishloaj manot la Evionim) para recordar las maravillas de Dios.
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